Nuestros aeropuertos son como una pequeña ciudad que nunca duerme y que presta servicios, sincronizando a los pasajeros que aterrizan y despegan en ellos.
Pocos minutos después de las cinco y media de la mañana, los servicios de seguridad de cualquier aeropuerto de nuestra geografía nacional que llevan toda la noche vigilando las instalaciones, accionan la apertura de las puertas del aeropuerto. Todo un reguero de trabajadores comienzan a aparecer en procesión hacia sus ocupaciones laborales cotidianas.
Cabe destacar el inicio de las funciones de:
- El Servicio de Mantenimiento, que cumple la labor vital de supervisar que las sofisticadas medidas de seguridad del aeropuerto funcionen a la perfección;
- El Centro de Control Aeroportuario, verdadero cerebro del aeropuerto que coordina, emite ordenes y controla los entresijos de todas las ocupaciones laborales para que estas no se solapen y todo fluya como una balsa de aceite;
- y el Servicio de Limpieza, que hace que la instalación se encuentre impoluta a la llegada de los primeros usuarios.
Antes de la salida o llegada del primer avión, todos deben estar en sus puestos y todos los controles de pista, equipaje, el servicio de seguridad y extinción de incendios… libres.
Los mostradores de facturación comienzan a engullir maletas, y toda una red transportadora (oculta a la vista de los pasajeros) comienza a canalizar las maletas y a derivarlas hacia variadas estancias, donde se someten a múltiples controles de seguridad. Todo esto, sincronizado con milimétrica exactitud para que las maletas se encuentren en la bodega de la aeronave con puntualidad, para no ser el motivo de retraso del vuelo.
- Mientras tanto, un equipo de una decena de personas se ocupan de que el avión esté listo para el despegue:
- Cargan combustible y las maletas,
- Colocan las escalerillas,
- Proveen de suministros la cabina de pasajeros…
Mientras los pasajeros, sin apenas percibir nada, son conducidos a la puerta de embarque y alojados con toda comodidad en sus asientos.
Así son los aeropuertos, toda una vida oculta a los ojos de los pasajeros para que su uso estancia y vuelo salgan a la perfección.
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